Así es mis
queridos lectores, los roqueros son una casta que va desapareciendo, cada vez
hay menos; aquellos iconos de la cultura contemporánea se están yendo, sembrando
nostalgias por una época que no sigue un periplo cíclico, es decir, nunca más regresará y de la cual quedarán los
recuerdos y por supuesto, aquella música
atemporal, siempre fresca, que seguirá inspirando, eso esperamos, a quienes
quieran seguir rockeando.
No nos
recuperábamos todavía de la partida de David Bowie, cuando de pronto, otra
leyenda del rock, Glenn Frey, vocalista de la banda The Eagles nos deja a los
67 años para irse, solo El Altísimo sabe, al lugar del no retorno. Muchos lo
recuerdan por “Hotel California” todo
un clásico; pero yo lo recuerdo por “The
New Kid in town” canción del año 1976 que no solo fue número 1 en USA, y
ganó un Grammy el año siguiente, sino que tiene la peculiar virtud de trasladarme
inmediatamente, cuando percibo sus tonadas, al año 1977 en el camino de subida
a San Pedro de Casta en Huarochirí, a 3,200 msnm, punto de partida y
aprovisionamiento para trepar hacia la meseta de Marcahuasi mil metros más
arriba. ¿Qué relación podrá tener esta melodía setentera americana con esa jornada hacia las alturas en la sierra limeña?
pues mi vivencia singular, aunque subjetiva, igualmente real;
en primer lugar, éramos un grupo que viajaba dividido, algunos en un bus que
nos dejó a kilómetro y medio del pueblito en un desvío del camino; y otros más privilegiados,
las chicas, cuando no, instaladas en el fiel escarabajo del no menos fiel Hash Ben David,
amigo nuestro; éstos nos encontraron en el cruce aquel y juntos emprendimos la
caminata cuesta arriba hacia el soleado villorio enclavado en la cumbre. Fue en
ese lapso que parecía nunca acabar, mientras sufría el volks en la empinada ladera (entiéndase
que nos teníamos que turnar, unos a pie y otros en el auto), que la radio o el
toca cassette (I’m not sure) nos permitía escuchar música y de la buena, cosa
que con Hash estaba siempre asegurada; entonces brotan del equipo de sonido las notas musicales con la siguiente
narración: “There’s talk on the street;
it sounds so familiar, great expectations, everybody’s watching you” y
seguía la voz melódica de Glenn y el dulce sonar del teclado, se sumaba la guitarra y el bajo y esta pieza fungía de paliativo contra el agotamiento, al
menos a mí, quien por entonces no entendía tanto inglés como lo entiende ahora. Fue el perfecto soundtrack para nuestro esfuerzo,
nuestro sudor, cansancio, la sed que nos consumía y los deseos de ya estar en aquel olvidado e insignificante
asentamiento humano en la imponente cordillera matizada por el azul andino y profundo de un cielo adornado con nubes de blanquísimo algodón que nos daban la bienvenida, los
nuevos chicos habían por fin llegado al pueblo ignorado por los mapas, San Pedro de Casta.
Oz
http://cultura.elpais.com/cultura/2016/01/18/actualidad/1453157807_945143.html
No comments:
Post a Comment